- ¡Fantástico! -dijo Dios, fumándose un cigarro sobre la cama. Tranquilo se acercó a quien de espaldas dormitaba a su lado: el buen sexo suele cansar. Deseaba besar la espalda de su amante. Con cuidado levantó la sábana, pero estaba solo en la inmensidad de su lecho... Y se despertó agitado.
Delantal mágico del por qué de la divinidad de los sueños húmedos