Mis Libros

martes, 7 de abril de 2009

Perversión 10


- ¿Es posible que haya tanto mal en mi? -preguntó tristísimo y meditabundo, con el rabo entre las patas.
- ¡Peor sería si hubiera tanto bien en ti! ¡Idiota!

Pergamino brevísimo sobre la bipolaridad del mal

Perversión9


Él abrió el cofre del tesoro, su tesoro, ese que había coleccionado mientras iba viviendo. Por un lado se podían encontrar amaneceres postergados, noches interminables, juegos aceptados, palabras entendidas y aquellas malinterpretadas, erecciones inconclusas y orgasmos inalcanzados, canciones incantadas, deseos, incongruencias e imposibilidades.
En una esquina del baúl, ella cual dulce esbozo de mil primaveras, le dijo con palabras certeras:
- ¿Por qué me has guardado en medio de tantas chingaderas?
Él encendiendo un cigarro, le miró tierno y oscuro, pero siempre lleno de deseo.
- Porque en estas chingaderas está todo lo que me mantiene vivo.

Fotografía añeja del vaso medio lleno o medio vacío de las vertidas opiniones líquidas

Perversión 8




Ella guardó silencio y lo dejó en la bolsa trasera de ese, su pantalón de mezclilla favorito. Y algo cambió, hablaba y hablaba de mil temas, opinaba y decía, catalogaba, señalaba e indicaba, y a veces, pasaba por silogismos, hipó, tesis y antítesis. Estaba tan ocupada en el mundo de las palabras que se le olvido todo lo demás: el mundo era oralidad, lexemas y gramemas.
Era tal su elocuencia que fue elogiada hasta por aquellos para los cuales las palabras eran todo en la vida. Y ella se sentía satisfecha tal cual era.
Un día, después de palabras gastadas y cansadas, decidió hacer su vida cotidiana, todo lo haría cantando: amaba las palabras, aún aquellas emotivas y sensibleras. Al abrir la secadora encontró sus pantalones, aquellos preferidos, entusiasmada comenzó a doblarlos, pero al arreglar las bolsa, pudo ver aquel viejo silencio guardado, ahora encogido, y se convirtió en mujer de palabra y media con un silencio encogido.



Fase de lavado automático, enjuagado y secado para entender la importancia del silencio. [Léanse las instrucciones antes de lavar por primera vez]

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