Ella guardó silencio y lo dejó en la bolsa trasera de ese, su pantalón de mezclilla favorito. Y algo cambió, hablaba y hablaba de mil temas, opinaba y decía, catalogaba, señalaba e indicaba, y a veces, pasaba por silogismos, hipó, tesis y antítesis. Estaba tan ocupada en el mundo de las palabras que se le olvido todo lo demás: el mundo era oralidad, lexemas y gramemas.
Era tal su elocuencia que fue elogiada hasta por aquellos para los cuales las palabras eran todo en la vida. Y ella se sentía satisfecha tal cual era.
Un día, después de palabras gastadas y cansadas, decidió hacer su vida cotidiana, todo lo haría cantando: amaba las palabras, aún aquellas emotivas y sensibleras. Al abrir la secadora encontró sus pantalones, aquellos preferidos, entusiasmada comenzó a doblarlos, pero al arreglar las bolsa, pudo ver aquel viejo silencio guardado, ahora encogido, y se convirtió en mujer de palabra y media con un silencio encogido.
Era tal su elocuencia que fue elogiada hasta por aquellos para los cuales las palabras eran todo en la vida. Y ella se sentía satisfecha tal cual era.
Un día, después de palabras gastadas y cansadas, decidió hacer su vida cotidiana, todo lo haría cantando: amaba las palabras, aún aquellas emotivas y sensibleras. Al abrir la secadora encontró sus pantalones, aquellos preferidos, entusiasmada comenzó a doblarlos, pero al arreglar las bolsa, pudo ver aquel viejo silencio guardado, ahora encogido, y se convirtió en mujer de palabra y media con un silencio encogido.
Fase de lavado automático, enjuagado y secado para entender la importancia del silencio. [Léanse las instrucciones antes de lavar por primera vez]
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