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martes, 7 de abril de 2009

Perversión9


Él abrió el cofre del tesoro, su tesoro, ese que había coleccionado mientras iba viviendo. Por un lado se podían encontrar amaneceres postergados, noches interminables, juegos aceptados, palabras entendidas y aquellas malinterpretadas, erecciones inconclusas y orgasmos inalcanzados, canciones incantadas, deseos, incongruencias e imposibilidades.
En una esquina del baúl, ella cual dulce esbozo de mil primaveras, le dijo con palabras certeras:
- ¿Por qué me has guardado en medio de tantas chingaderas?
Él encendiendo un cigarro, le miró tierno y oscuro, pero siempre lleno de deseo.
- Porque en estas chingaderas está todo lo que me mantiene vivo.

Fotografía añeja del vaso medio lleno o medio vacío de las vertidas opiniones líquidas

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