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miércoles, 18 de febrero de 2009

Perversión 5





















"Él no sabía cómo explicarle, se retorcía los dedos, mientras escuchaba la conversación en silencio de su consciencia, podía escuchar el murmullo retraído de aquella parte pasada que deseaba olvidar, pero que de alguna manera seguía presente.
- ¡Qué bien te sienta esa pijama!
- ¿Cuál?
- La de aquella noche imperecedera en mi memoria, la negra.
- No lo creo.
- ¿Qué?
- Que siga en tu memoria.
- ¡Lo estás! Si te contara las veces que toque mi cuerpo con la esperanza de la textura de tus manos sobre el, o aquella vez en que me pensé sentado frente a ti charlando pláticas vacías, o cuando te enseñé mis nalgas, o ...
Él titubeo, y se perdía en la mirada de extrañada de aquella extraña, pero vieja conocida.
- ¡No te creo nada!
- Haces bien, ni yo me creí cuando pensé que el mundo podía ser de los dos, sólo de los dos.
Se levantó de la silla y con el cuchillo cortó por la mitad el mundo que estaba servido sobre la mesa, y sonriendo le extendió la mitad que le correspondía, y dio la media vuelta no sin antes regalarle una sonrisa.
Desde ese día la mitad del mundo es cáncer fulminante, y la otra mitad se debate entre la animalidad y la visión del futuro..."

Parábola sobre la felicidad virtual, y la promesa incumplida de un futuro promisorio

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