Nadie es capaz de describir los conceptos como lo hacen mis manos sobre tu cuerpo, incapaces de prodigar caricias sólo saben redactar letras enfermas de soledad. Retoman y retoman mezclando el dolor con el alcohol destilado en el sudor abandonado sobre las sábanas de nuestra -casi nuestra- cama, y es que siempre bebemos para olvidar lo que hace vidas hemos dejado en el pasado... ¿Eres mía o sólo aparentas que lo eres?
Y es que no sé si sabes del vacío de los días, de los pensamientos aterradores y de las lunas opacas de abril, de la vigilia de las ideas, del desierto paraíso de los sentimientos: Del abismo que se abre entre tu torso y mis costillas.
Nadie es capaz de robarte los sonidos en pleno silencio como lo hacen mis letras. Nadie puede arroparte con ausencias, de llenarte el corazón de palabras necias, sortilegios y hechizos. Nadie es capaz de dibujarte una luna con incertidumbres, con augurios pero siempre en el más profundo silencio, de ese que cala el alma, que hiela los huesos, todo sumido en la más profunda oscuridad, donde el negro es el mensaje de la luz... Nadie te puede pasmar sobre tus hombros, a horcajadas, de piernas abiertas, vestida o desnuda, nadie como lo hacen mis palabras... que si bien te saben nunca te han probado... Nadie te habla despacio entre lunas, nadie callado te habla, nadie te habla entre murmuraciones elucubrando el futuro, que si bien pasado nunca ha sucedido... Nadie, si hasta tú has cambiado, por ser noche, por ser luna, por ser ella -cual generativo personalizado-. Todo va cambiando paso a paso, segundo a hora, caricia a letra, espacio a abrazo... silencio con olor a sexo de un amor cualquiera perdido en el pretérito fortuito, en el exilio de vidas, en el llanto de las quimeras. Todo cambia si hasta el vacío se ve repleto de silencios, de poemas idos... ¡Ay si todo cambia! Las noches se vuelven días y las lunas se van despegando del eterno cuaderno de dibujo que es el cielo... Por eso es que nadie se supone alguien en estas noches de letras, de vigilias, de estrellas y lunas en el agujero del conejo, en el nunca jamás... siempre.
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