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domingo, 29 de agosto de 2010

Perversión 20


Él escribía tenaz y arduamente, letra tras letra, renglón sobre renglón. Los párrafos se aglutinaban y los folios, esas pequeñas páginas en blanco cobraban vida: ¡Todo era perfecto!

Sin saberlo, un día llegó el esperado momento: el final. Él corrió por el cuchillo, la soga, la pistola, hasta pensó en deshacerse en ácido, chance y transformarse en cucaracha, mariposa o de plano en drag o mujer. ¡Era tan difícil decidir sobre el final!

Pasaron los días hasta que por fin, sólo decidió seguir viviendo.


Técnica del avestruz para rehuir los lugares comunes que cada final debe tener.

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