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domingo, 29 de agosto de 2010

Perversión 25


Ella despertó y estaba hasta el pito, sonriendo sin dejar de moverse preguntó:

- ¿Quién chingados eres tú?

Él, estúpido, sólo sonreía.


Cruda realidad del sexo animal o la reafirmación del lema: "el hombre sólo puede pensar con una cabeza"

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