Mis Libros
domingo, 29 de agosto de 2010
Perversión 29
Sólo de esta manera puedo entender que las mujeres sean de Venus y los hombres de Marte.
Realidad hipersexuada de un título alienado e innentendible
Perversión 28
Perversión 27
Perversión 26
Perversión 25
Perversión 24
Perversión23
Perversión 22
Comenzó a temblar, y él y ella comenzaron a subir las escaleras. En el primer descanso un señalamiento avisaba, con dos manos entrelazadas el comienzo del gusto. Tomados de la mano siguieron subiendo. En el segundo descanso un letrero marcaba, con dos bocas rojas yuxtapuestas, el momento del beso. Mientras se besaban continuaron por las escaleras: ¡era tan difícil separar sus labios! Al llegar al tercer descanso, se marcaba en el aviso mano - teta, mano - nalga. A la vez que sus manos recorrían ávidaz sus cuerpos y las zonas marcadas de placer, y se humedecían en la entre pierna, y se cruzaban los suspiros, continuaron haciendo pausas, subiendo por la escalera. Casi sin ropa ambos llegaron al último descanso, olían próximos al sexo, se detuvieron ante la señal verde con una flecha blanca, debajo unas grandes letras que decían -RUTA DE EVACUACIÓN- y mostraban dirección a una gran cama. Ambos se separaron y decidieron bajar cada uno por su lado.
Programa interno de protección para el desamor, o de la importancia del lenguaje para llegar a la cama [a hacer el amor o a coger o mera continencia sexual]
Perversión 21
Perversión 20
Él escribía tenaz y arduamente, letra tras letra, renglón sobre renglón. Los párrafos se aglutinaban y los folios, esas pequeñas páginas en blanco cobraban vida: ¡Todo era perfecto!
Sin saberlo, un día llegó el esperado momento: el final. Él corrió por el cuchillo, la soga, la pistola, hasta pensó en deshacerse en ácido, chance y transformarse en cucaracha, mariposa o de plano en drag o mujer. ¡Era tan difícil decidir sobre el final!
Pasaron los días hasta que por fin, sólo decidió seguir viviendo.
Técnica del avestruz para rehuir los lugares comunes que cada final debe tener.
viernes, 30 de abril de 2010
Sólo maravillas en Nunca Jamás
Y es que no sé si sabes del vacío de los días, de los pensamientos aterradores y de las lunas opacas de abril, de la vigilia de las ideas, del desierto paraíso de los sentimientos: Del abismo que se abre entre tu torso y mis costillas.
Nadie es capaz de robarte los sonidos en pleno silencio como lo hacen mis letras. Nadie puede arroparte con ausencias, de llenarte el corazón de palabras necias, sortilegios y hechizos. Nadie es capaz de dibujarte una luna con incertidumbres, con augurios pero siempre en el más profundo silencio, de ese que cala el alma, que hiela los huesos, todo sumido en la más profunda oscuridad, donde el negro es el mensaje de la luz... Nadie te puede pasmar sobre tus hombros, a horcajadas, de piernas abiertas, vestida o desnuda, nadie como lo hacen mis palabras... que si bien te saben nunca te han probado... Nadie te habla despacio entre lunas, nadie callado te habla, nadie te habla entre murmuraciones elucubrando el futuro, que si bien pasado nunca ha sucedido... Nadie, si hasta tú has cambiado, por ser noche, por ser luna, por ser ella -cual generativo personalizado-. Todo va cambiando paso a paso, segundo a hora, caricia a letra, espacio a abrazo... silencio con olor a sexo de un amor cualquiera perdido en el pretérito fortuito, en el exilio de vidas, en el llanto de las quimeras. Todo cambia si hasta el vacío se ve repleto de silencios, de poemas idos... ¡Ay si todo cambia! Las noches se vuelven días y las lunas se van despegando del eterno cuaderno de dibujo que es el cielo... Por eso es que nadie se supone alguien en estas noches de letras, de vigilias, de estrellas y lunas en el agujero del conejo, en el nunca jamás... siempre.